Montar
a caballo es un pasatiempo agradable para todos, pero requiere no sólo
esfuerzo físico, sino también mental. Hay que recordar que parte
del trabajo lo realiza un animal, un ser vivo y este no siempre va a querer seguir
nuestras órdenes, hay que tener en cuenta el elemento de incertidumbre
que puede suponer la equitación.
Algunos
padres compran un poni y enseñan a sus hijos a montar desde muy niños.
En Inglaterra es muy común ver en los concursos a niños desde los
tres años de edad en las pistas.
Estos aprenden muy deprisa jugando, y desde luego, ésta es la mejor forma de aprender siempre que estén vigilados y lleven el casquet, que es absolutamente esencial.
Estos aprenden muy deprisa jugando, y desde luego, ésta es la mejor forma de aprender siempre que estén vigilados y lleven el casquet, que es absolutamente esencial.
De
la misma manera, se puede empezar a montar a cualquier edad. La hípica
no responde a edades, basta con subirse a un caballo y comenzar.
¿Dónde empezamos a montar a caballo?
Aún
teniendo caballo propio, lo recomendable es empezar a montar en una escuela de
equitación, donde haya caballos y ponis adecuados y profesores cualificados
para que nos enseñen de forma adecuada y sin vicios.
Algunas
personas encuentran fácil montar mientras que para otras el aprendizaje
resulta difícil. El equilibrio y la coordinación son cualidades
vitales. Con un buen profesor, no se tarda mucho en dominar los principios de
la equitación.
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