¿Quién no ha visto la película Seabiscuit y quién no ha llorado con
ella? Este mes contamos la historia de este semental Pura Sangre Inglés,
uno de los caballos más notables en la historia del purasangre de
carreras. Lo que le hizo brillar tanto fueron sin duda los tiempos en
los que había nacido, pero el cómo llegó a triunfar y su extraordinario
carácter son únicos. Hijo de la yegua ‘Swing On’ y del semental ‘Hard
Tack’ (que viene por el inolvidable ‘Man O’War’) nació el 23 de mayo de
1933 en la Yeguada Claiborne en París, Kentucky, donde creció hasta los 2
años. ‘Seabiscuit’ era de capa castaña, tenía un andar torpe, era
tranquilo y dicen que, en un principio, fue muy desobediente. El primer
entrenador que tuvo, James Fitzsimmons, le llamaba “el perezoso”.
‘Seabiscuit’
desafió todas las probabilidades de ganar a pesar de tener una
morfología bastante inferior a sus contrincantes; sus aplomos no eran
buenos, no eran rectos, sino torcidos, hasta el punto que se le notaba
incluso en el andar al paso. Nadie daba ni un céntimo por él, pero lo
pusieron a correr y resultó que este caballo no se dio nunca por
vencido, tenía un espíritu luchador y competitivo fuera de lo común.
Tres personas creyeron en él y gracias a ellos, que aunaron sus
esfuerzos en una época económicamente muy difícil, ‘Seabiscuit’ rompió y
comenzó a ganar. La historia de ‘Seabiscuit’ llegó a ser la más seguida
por los periódicos en EEUU en 1938, el caballo captó la atención del
mundo entero por ser un caballo desvalido en una época en la que la
gente necesitaba héroes para sobrellevar la crisis. Sus tres mentores
fueron su propietario Charles Howard, su entrenador Tom Smith y su
jockey John Pollard.
¿Quiénes eran estas personas? Howard dirigía la
sucursal de la Buick. Su vida había comenzado a degenerar con la muerte
de su hijo en un accidente de tráfico, su matrimonio se rompió y él se
quedo solo. Tom Smith era un vaquero que recorría a caballo la enorme y
hermosa región de Kentucky. John Pollard nació en el seno de una
próspera familia de inmigrantes irlandeses, en un hogar lleno de libros y
canciones. Pero los Pollard tuvieron una mala racha y lo perdieron
todo. El joven Johnny se ganaba la vida haciendo lo único que sabía,
montar a caballo, y arañaba unos cuantos dólares más con el boxeo.
Arruinado pero lleno de determinación, Johnny “Red” Pollard aprendió a
cuidar de sí mismo y a no confiar en nadie.
En sus primeras diez
carreras, ‘Seabiscuit’ no ganó, a los 3 años corrió en total 35
carreras, llegando en 5 ocasiones en la 1ª y 2ª posiciones. Sin embargo,
al no ser resultados prometedores, al final de la temporada pasó a ser
usado como caballo de trabajo. La siguiente temporada de carreras el
caballo fue todo menos espectacular, y su propietario lo vendió a
Charles Howard por 8.000 euros.
En 1932, América no había
conocido tanta pobreza, Roosevelt se hizo cargo de una nación con una
tasa de desempleo que en algunas ciudades llegaba al 50%, dos millones
de personas vagaban por el país sin hogar ni empleo. Charles Howard
volvió a casarse, esta vez con Marcela Zabala, a la que había conocido
en un hipódromo. La pareja decidió comprar un caballo. El entrenador que
Howard había contratado, Tom Smith, vio posibilidades en un caballo
difícil y torpe llamado ‘Seabiscuit’. Golpeado y maltratado, el caballo
se había maleado hasta ser intratable y estaba a punto de ser
sacrificado. Pero Smith vio algo en aquel caballo, igual que Howard
había visto algo en el propio Smith. Y Tom Smith a su vez había
detectado el mismo espíritu en un problemático jockey llamado “Red”
Pollard y se lo presentó al matrimonio Howard.
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