Relación humano - caballo
A veces, en las interacciones entre los caballos y los seres humanos se producen conflictos que podrían evitarse mejorando el conocimiento de ciertas señales. Con el estudio y la interpretación del lenguaje corporal, las expresiones faciales y la influencia de algunas emociones, se mejora la calidad de la relación entre especies.
Lenguaje corporal de los caballos
En primer lugar, el lenguaje corporal son todas aquellas expresiones compuestas por las diferentes posiciones de las patas, la cabeza, el cuello y del cuerpo. Simplemente con mirar la postura general, el caballo nos informa de su estado emocional y fisiológico. Por ejemplo, cuando el animal tiene un dolor agudo, todo el peso del animal se dirige hacia el lado contrario del dolor y la cabeza, la cola y las orejas están caídas. Asimismo, el movimiento corporal puede ser muy expresivo. Cuando un caballo está tenso comienza a dar golpes fuertes, movimientos rápidos, camina en todas las direcciones y, todo ello, puede desembocar en la huida del animal. En cambio, cuando está tranquilo los movimientos que predominan son suaves y relajados.
El movimiento tanto de las patas delanteras como de las traseras, son señales usadas como advertencias defensiva u ofensiva en las interacciones agonísticas. Otras posturas que encontramos son pisar fuerte y repetidamente con los cascos en el suelo y tirar objetos. Ambas son signo de irritación, protesta o amenaza de agresión por algo que no les gusta. Así por ejemplo, se pueden observar en una situación en la que el jinete va a montar a un caballo y este está golpeando el suelo, esto significa, que no quiere que el jinete se suba, e incluso puede ser una advertencia de que va a dar una coz. Por último, otro gesto muy característico de los caballos es piafar, acción que consiste en levantar una o dos patas y dejarlas caer en el mismo sitio con rapidez y fuerza. Esta señal aparece como signo de frustración cuando el caballo no puede realizar alguna acción, o de disconfort, o como advertencia.
Otros signos visuales como los movimientos de la cabeza, cola, cuello y expresiones faciales, acompañan al movimiento corporal para abundar en sus intenciones, en ciertas situaciones. Así, por ejemplo, los movimientos verticales de la cabeza hacia arriba y abajo se observan en situaciones de aproximación entre individuos; por el contrario, cuando el movimiento de cabeza es lateral puede ser signo de malestar del animal, porque las condiciones de estabulación nos son las correctas.
Expresiones de la cara
En segundo lugar, las expresiones faciales de los caballos varían principalmente por el movimiento de las orejas y de los ojos. Pero para comprender mejor el valor visual de la comunicación facial, es útil estudiarlas como un conjunto en las diferentes expresiones:
- Cansancio: tiene los ojos medio cerrados, la cabeza caída, los labios y los ollares de la nariz relajados, cuello estirado y un cuerpo relajado totalmente.
- Atención: en contraste con el anterior, aumenta la tensión del cuello, ollares de la nariz y labios, los ojos están muy abiertos y orejas tensas dirigidas hacia el objeto de interés. Si el cuello está elevado con la cabeza flexionada, simplemente está manteniendo la distancia con el objeto de interés, es decir, que hay cierta desconfianza. Por otro lado, cuando el cuello y la cabeza están estirados, quiere realizar una investigación olfativa y táctil, es decir, que tiene curiosidad por el objeto.
- Alarma: es una situación de tensión. El caballo tendrá los ojos muy abiertos y la boca, los ollares de la nariz y las orejas muy tensas. También se observa esta tensión en el cuerpo. Los diferentes grados varían desde simplemente ponerse en estado de alarma hasta miedo extremo.
- Agresión: se caracteriza por las orejas reclinadas hacia atrás pegadas a la cabeza, ojos en estado de alerta dirigidos hacia en objeto, los ollares de la nariz están totalmente dilatados, los músculos del cuerpo están contraídos y en casos extremos hay amenazas, como intentos de morder o cocear y con el cuello bajo y la cabeza extendida.
- Placer: con el acicalamiento y rascado, los caballos experimentan un placer intenso, cuya expresión se caracteriza por una relajación completa del cuerpo, ojos medio cerrados, el cuello puede estar extendido incluso puede girarse hacia el estímulo, la respiración se vuelve lenta y pesada, y puede realizar pequeños gruñidos.
En tercer lugar, los movimientos realizados con la cola se deben interpretar a la vez que las posturas corporales, aunque también pueden tener un significado independiente, como las demostraciones sexuales de la hembra para informar de que está en estro. En este caso, la cola está erecta y ladeada.
En general, cuando aumenta la excitación del caballo, como por ejemplo durante el juego o en demostraciones agonísticas, la cola se eleva formando un arco; cuando hay una agresión, la cola se tensa y cuando el caballo muestra sumisión extrema la cola se pega a la grupa y nalgas.
La percepción del entorno por parte del caballo
Las emociones y lo que sienten sobre las cosas también tienen importancia y van a influir en las respuestas y en las relaciones sociales. Algo muy importante a tener en cuenta es cómo perciben los animales el mundo que les rodea. Los animales ven los objetos tal cual, los objetos reales, no una proyección de sus pensamientos sobre ellos. Los caballos se asustan al ver una sombra y sienten miedo al entrar en los lugares oscuros. Deben habituarse a la presencia de gente, si no se asustarán. También se asustarán de los reflejos brillantes, los ruidos y los golpes repentinos y el silbido del viento.
La gran riqueza de su mundo emocional les hace tener una gran curiosidad por todo lo novedoso, de tal modo que investigarán cualquier imagen u objeto nuevo que aparezca en su campo visual, aunque la primera sensación sea de miedo. Esta curiosidad deriva del impulso de explorar el entorno con el fin de buscar agua, alimentos, compañeros o cobijo, así como de la necesidad de detectar las señales de peligro. Han desarrollado un sentido de cautela frente a las novedades y sobre todo a los movimientos rápidos como los de los depredadores, que estimulan el sistema nervioso y les hace huir.
Sistema de alojamiento y desarrollo del comportamiento del caballo
Finalmente, hay que tener en cuenta el manejo del animal durante el entrenamiento, la relación entre el ser humano y el caballo. Por otro lado, es importante valorar el tipo de alojamiento donde se encuentre. La práctica más común es la estabulación individual porque es una medida de prevención de patadas, mordeduras y marcas en la piel. Además, facilita el manejo por el humano. Pero a largo plazo se han observado numerosas consecuencias tanto de salud, por la escasa oportunidad de ejercicio, como de conducta, por no satisfacer las necesidades de comportamiento social del animal, lo que puede derivar en el desarrollo de comportamientos aberrantes.
Por ello, se va extendiendo otra forma de estabulación más acorde con la naturaleza del animal: el alojamiento en grupo. Con este sistema se solucionan los problemas de comportamiento estereotipados que se producen en la estabulación individual, se disminuye la reactividad del animal a estímulos nuevos y se satisfacen las necesidades de comportamiento como la creación de vínculos, y la investigación, podrá realizar suficiente ejercicio, etc.
La mayor preocupación de la estabulación en grupo es la aparición de comportamientos agonísticos con el fin de establecer un orden jerárquico. Para ello es necesario evitar excesivas reagrupaciones y permitir el contacto entre individuos desde jóvenes. La lucha por los recursos naturales genera conductas indeseadas, por lo que conviene evitar que el comedero y bebederos estén en las esquinas, para no bloquear el acceso y permitir su uso a todos los individuos. Por último, sería recomendable que haya suficiente espacio para que los sumisos puedan mantener la distancia del macho dominante.
Asimismo, se ha observado que el tipo de alojamiento influye sobre el entrenamiento del animal. Cuando se estabulan individualmente, su estrés es mayor. Esto, por un lado, inhibe la capacidad de aprendizaje del animal y por otro, hace que sean más reactivos y nerviosos en la pista, lo que puede poner en peligro al jinete. En cambio, si se alojan en grupo, los caballos están más calmados, más motivados para el entrenamiento y colaboran más.
El contacto con personas desde que es un potro es básico
No obstante, la manera más eficaz de evitar los problemas de comportamiento, mejorar el manejo y evitar los conflictos sociales en el caballo adulto, es interaccionar con él desde potro.
El momento más delicado es el destete. Una vez destetados, si en vez de alojarlos individualmente se les aloja en grupo, jugarán con otros individuos, lo que aumentará el desarrollo muscular, la capacidad motora y reducirá el estrés del animal, evitando el desarrollo de comportamientos aberrantes.
Si además el potro es manejado por humanos frecuentemente sin estrés, conseguimos que el animal se acerque con interés y confianza, evitando que actúe de manera esquiva o muestre signos de agresividad. Esto puede reducir las respuestas de miedo hacia personas y facilita el entrenamiento inicial del caballo. Los caballos con falta de desarrollo de comportamiento social durante el primer año, tendrán problemas de conducta para el resto de su vida.
Conclusión
En la actualidad, la relación de algunos seres humanos con sus caballos ha sido de tipo cooperativo y ha mejorado sustancialmente, pero todavía la gran mayoría de las personas sigue sosteniendo que hay que tener una relación dominante con ellos. Sin embargo, los caballos son animales altamente sociables que requieren interacción con sus semejantes en las diferentes etapas de desarrollo.
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